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Les ofrecemos la crónica de la brillante ponencia que impartió el Director General de la Dirección General de Ordenación del Juego en el Acto de Clausura del del XVI Congreso de Juego de Castilla y León, señalando que «mediante la acción y la exigencia de acción a los poderes públicos cualquiera que sea la situación, puede haber un granito de arena y una aportación a la mejora de la percepción de la industria»

El acto de clausura del XVI Congreso contó con la interesante participación del Director General de Ordenación del Juego del Estado, Juan Espinosa, quien ocupó la Mesa de este último acto junto al Director General de Relaciones Institucionales de la Consejería de la Presidencia, José Máximo López Vilaboa, y el Presidente de la Diputación Provincial de Burgos, César Rico Ruiz.

Tras saludar al auditorio, Espinosa quiso rendir homenaje a una de las almas mater del evento, manifestando que, “en primer lugar, me pongo de pie para hacer un homenaje al querido Luis Miguel González Gago, Director de Ordenación del Territorio y Administración Local de la Junta de Castilla y León”, así como agradecer su labor a su sucesor, López Vilaboa, al que se dirigió señalando que “es justo reconoceros la apuesta que hacéis por una industria muy necesitada de un refuerzo institucional”. A su juicio, “es lo que significa este congreso anual, que se mantiene más allá de las personas, y que yo creo que hay que ponerlo en valor y reconocerlo”.

A juicio de Espinosa, “en este congreso acierta al reflejar de manera plena las preocupaciones del sector”, refiriéndose a su presencia en anteriores ediciones como muestra de ello, si bien la evolución de la Industria ha convertido hace que “recordar os aquellos debates tengan un poco de pleistoceno”. Entre otras preocupaciones puestas antaño sobre la mesa, “hemos hablado de la unidad del mercado, de las correctas interpretaciones, y de eso no hace tanto, pero también parece que fue hace mucho, demasiado tiempo”. Y ahora, “aquí seguimos, y el radar de la preocupación fundamental se ha visto reflejado en el programa que tan magníficamente habéis elaborado y que tiene que ver con el encaje de esta industria dentro de la sociedad y viceversa”.

A lo largo del evento, apuntó, “se ha hablado de la percepción de los medios de comunicación, de lo que aporta esta industria del resto de la sociedad. En la magnífica mesa que me ha precedido hoy, también se ha hablado de cuestiones de juego responsable, pero siempre proyectadas hacia los retos y los desafíos relacionados con ese encaje”. Y, en suma, como denominador común de las diferentes intervenciones en el evento, “hay que reconocer el mérito, o acierto o quizás coincidencia de que al final este congreso ha visto donde están las preocupaciones en cuanto a la relación de la industria con la sociedad”.

Lejos de orientar sus palabras a “decir lo que los demás tienen que hacer”, como “suele hacerse de manera especial en estas homilías finales”, Espinosa planteó la importancia de “dar nuestra idea de los pasos a dar para mejorar la percepción social del juego, intentando corregir esa tendencia quizás excesiva a decir lo que los demás, ya sean las administraciones o la industria, tienen que hacer”.

El planteamiento de Espinosa, quien considera que “el cambio de la percepción social del juego es posible a través de la actuación pública”, se centró en esta ocasión en el rol de su departamento, cuya actividad “no es tanto de regulación, sino de supervisión, puesto que la regulación no siempre depende de nosotros”. Desde este enfoque, el ponente explicó “lo que puede aportar la función supervisora a esta actividad”, lo cual implica, necesariamente, una respuesta y/o implicación por parte del Sector, concretamente del segmento Online, si bien el planteamiento es aplicable a un contexto más amplio, señaló.

“El problema o no problema de la percepción del sector no tiene nada que ver con el encaje la situación del juego público“. Al margen de que sea “un ejemplo recurrente en estos foros aludir a esos supuestos desequilibrios y frustraciones, con las que nosotros nos hacemos un mantón, algo comprensible”, a juicio de Espinosa, el análisis de la cuestión del Juego público y Privado debe hacerse desde otro enfoque, que explicó en referencia al Juego Online del siguiente modo:

“Al juego online juegan 1 millón y medio de españoles mayores de 18 años, y pueden pensar ustedes que es mucho o que es poco, es un 3,8 % de la sociedad española mayores de 18 años, mientras que juega al juego público el 75 % de la sociedad. Por lo tanto, busquen ustedes en ese desequilibrio, porque eso si es un desequilibrio, y tendrán la respuesta a la legitimación del juego público”. En este punto identifica un dato clave Espinosa, pero “no en las distintas políticas que subyacen a las regulaciones de los mismos, sino al hecho social”.

Por otra parte, Espinosa subraya la “situación tan limitada de consumidores dentro de la sociedad española, pues recordemos que en el online juegan un 3,8 % de españoles mayores de 18 años, por lo que el resto no tiene experiencia directa con el consumo de esta actividad. Y hablo del juego online, siendo consciente de que en el presencial puede ser distinto”.

Avanzando en su argumentación, el ponente sugirió una fórmula para mejorar la imagen de Industria, señalando que “si ustedes quieren controlar la percepción que se tiene de su actividad, entre otras cosas, los mensajes no solo tienen que ser coherentes en cuanto a su comunicación y en cuanto a las acciones y actividades. Creo que a veces es posible que la parte de la sociedad que no tiene contacto con esta actividad desde un punto de vista profesional se vea perpleja gracias ciertos mensajes de juego que no se corresponden con las acciones”.

En referencia al futuro Real decreto de publicidad, “antes de declararnos en rebeldía ciudadana”, dijo haciendo un simpático guiño al auditorio, aunque “yo vengo aquí todos los años diciendo que vamos a aprobar el decreto de publicidad”, lo cierto es que “este no era el año más fácil para hacer esa promesa, habida cuenta de la incertidumbre política, pero mucho me extrañaría que cuando nos veamos aquí el año que viene no se hubiese aprobado”.

El retraso en su aprobación, sin embargo, puede dar pie a nuevas actuaciones. “Tener que soportar el retraso en su aprobación por quienes tenemos alguna responsabilidad relacionada con ella también supone que allí donde hay un déficit, puede surgir también una oportunidad”. En relación con dicha oportunidad, señaló que “antes se hablaba antes de autorregulación, de liderazgo, de ejemplo. Y no nos engañemos, si alguien se cree que un patrocinio, que un anuncio que diga ‘apuesta ahí’ de un operador con implantación tanto online como presencial, no está también dirigido a los clientes presenciales”.

Refiriéndose a continuación a la reciente iniciativa de Jdigital de modificación del marco de publicidad del Juego Online, “una iniciativa de autocontención más allá de la que hubo la semana pasada, que ha derivado en esa modificación, y bienvenida sea”. Por parte de la DGOJ, la actuación que cabe esperar “como reguladores los poderes públicos, como supervisores de la actividad para contribuir a la percepción de la misma en la sociedad”, según Espinosa, “no es, desde luego, ser una agencia de comunicación de la industria, ni los más correctos embajadores ante las distintas instancias públicas”.

“Bastante tenemos con hacer lo que tenemos que hacer, pero soy muy optimista en la repercusión, pero será a la larga. Se trata, básicamente, de hacer nuestro trabajo cada vez mejor”. Un objetivo que se compone de diferentes aspectos: “En primer lugar, debemos asegurarnos de que ustedes, como sujetos regulados, – industria, operadores…- realizan de la mejor de las maneras su actividad y, en segundo lugar, mediante el diagnóstico correspondiente, debemos intentar influir sobre el marco para adaptarlo a las necesidades que detectamos de interés público”.

Ilustrando la cuestión, Espinosa se refirió “al acceso de los menores, y estoy hablando de juego online regulado, pues bien, jamás ha sido un problema en España, jamás, y así lo demuestran los datos que ofrece sistemáticamente cualquier encuesta razonable”, habida cuenta de que aludir a problemas al respecto es un mensaje que “se manifiesta recurrentemente y de forma interesada”.

El trabajo de la DGOJ al respecto es constante: “Nosotros llevamos dos años en la Dirección del juego refinando los procedimientos de acceso y verificación de identidad documental”, con medidas de distinta índole, como las reparatorias, operativas y de medidas de autorización, en este caso en relación a “un servicio pionero en el mundo,  que no existen otra jurisdicción” para la identificación de suplantaciones de identidad. Todas ellas medidas que, sean o no modestas, lo cierto es que están cambiando las cosas. Al respecto, Espinosa señaló que “ya llevo muchos meses leyendo a los responsables de las asociaciones de ludópatas de jugadores en rehabilitación y ya no consideran como primera de sus preocupaciones la suplantación de identidad por parte de los menores”.

Este impacto observado en la percepción, permite a Espinosa afirmar que “soy optimista. Pienso que nuestra pequeña esfera es hacer lo mejor lo que tenemos que hacer. Por otra parte, los mensajes de los interlocutores sociales, hay que hacer un esfuerzo por saber interpretarlos, separar el grano de la paja. Lo que están diciendo es que les preocupan los menores, los consumos intensivos, además de hacer alusiones a las vidas destruidas”. En definitiva, “se trata de una situación social de primer orden”.

Así las cosas, “nosotros nos estamos dedicando a estudiar los patrones de conducta de sus consumos, porque al final en esos consumos intensivos es donde se puede hacer un esfuerzo”, y, “tal y como se ha dicho antes, para empoderar y proteger directamente a esos consumidores de sí mismos, vamos a decirlo desde el punto de vista paternalista, vamos a impedir que incurran en una dinámica automática excesiva de generación de problemas y consumo. Que es a lo que se ven abocados por no haber contado los operadores con los necesarios cortafuegos para desarticular esa conducta en un momento en que hubiera sido posible”.

Hacer estos cambios en el ámbito del Juego Online, según Espinosa, “es posible, y nosotros es a lo que nos vamos a dedicar, mediante un diagnóstico con todos los datos de que disponemos. Gracias a ellos podremos trazar cuáles son exactamente todos los patrones de conducta más allá del gasto de los jugadores, y con unas orientaciones y directrices en relación con la diligencia que deben cumplir los operadores, circunscrita y relacionada con el deber genérico de diligencia que tienen tanto en la norma como en su título habilitante para exigirla convenientemente”. De no cumplirse, se deberá sancionar al Operador de forma proporcional, puesto que “quien no cumpla con ellas razonablemente debería saber cuáles serán las consecuencias que pueden venir: desde una sanción más o menos intensa hasta la retirada de la correspondiente licencia”.

“Nosotros tenemos mucha confianza en que medidas de este tipo”, dijo Espinosa, enmarcándolas en el objetivo general de “ver en qué podemos mejorar la situación actual” con el fin de “buscar las medidas correspondientes al respecto para señalizar a los operadores por donde queremos que vayan y por donde vamos a exigir el cumplimiento. De este modo, tiene que producirse un traslado a la percepción. Seguro, porque ya lo hemos visto con el tema de los menores y creemos que ocurrirá con esto también”. Concluyendo al respecto que “esta es la manera” que “proponemos como profesionales de la política pública y de la regulación. Tenemos de aspirar a construir una regulación justificada proporcionada, efectiva y eficaz de manera que al final los problemas a los que nos conduce la sociedad puedan abordarse”, apuntando asimismo que “honestamente hemos de atenderlo, ya que puede esconder un sustrato de preocupación legítimo, y como reguladores públicos tenemos que ocuparnos de ello”.

No se trata, según Espinosa, de “decirles a los demás lo que tienen que hacer, sino de trasladarles lo que estamos haciendo nosotros para contribuir a cambiar esa percepción”, en unos momentos difíciles, que el ponente definió como “un tiempo que quizá no es el más fácil”, pero tampoco debe llevar a la inacción. Siguiendo el hilo de la cuestión, aludió en tono de humor que los presentes podrían pensar que su discurso está de más, en referencia al “

consabido decreto de publicidad que, dirán ustedes, este hombre es incapaz de aprobar”, a lo que Espinosa apuntó que “las preocupaciones de la sociedad ni empiezan y ni acaban con la publicidad del juego”.

Al respecto, señaló que “hemos estado con esta situación publicitaria tantos años, sin que hayan crecido las ludopatías a nivel conceptual y posibilista.

Y me dirán ustedes que el día que se regule el decreto puede que las ludopatías bajen”, cuando, según reiteró el ponente, “el problema ni empiezan ni acaban con la publicidad, puesto que hay que hacer un diagnóstico más amplio”.

“El mensaje que yo quiero trasladarles es que mediante la acción y la exigencia de acción a los poderes públicos cualquiera que sea la situación, puede haber un granito de arena y una aportación a la mejora de la percepción de la industria”, dijo. Finalmente, Espinosa puso el broche de oro a su intervención con un ejemplo muy gráfico, estableciendo un paralelismo a nivel histórico. Remontándose a la España de Isabel II, “aprovechando que aquí hoy nos acompaña grandes juristas”, “voy a hablar de la contratación pública”. Y trajo a colación el primer reglamento de contratos públicos del año 1800 que hizo Bravo Murillo, cuando dirigiéndose a Isabel II le dijo algo así como: “aquí vengo a presentarle este proyecto que se ha aprobado por el consejo de ministros para tratar de luchar contra la corrupción, promover prácticas saludables para nuestros funcionarios y librar a la administración de los tiros de la maledicencia. Es decir, Bravo Murillo ya entonces buscaba un valor didáctico hacia la sociedad con esa norma. En este caso, de esa acción pública, y eso es lo es lo que estoy intentando trasladarles. Nosotros estamos convencidos, por voluntarismo o por experiencia, de que se puede impactar sobre las condiciones de percepción a través de la actuación pública y en eso nos van a tener ustedes de absolutos colaboradores hacia la sociedad, aunque no sea nuestro papel fundamental el ir de embajadores”.

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